14 dic 2012

Respirar para trascender el estrés

Es todo un reto vivir en este mundo actual tan agitado. No sólo desafía a nuestras actividades económicas sino también a nuestra vida privada. Tenemos que lidiar con estrés constante, con conlifctos, con cambios vertiginosos y con una creciente inseguridad. Es algo que nos exige mucho en el plano mental, físico y emocional. Necesitamos buena salud, respirar bien, estar conscientes, tener confianza y la intuición para responder con rapidez, eficacia y compasión.
Para actuar con liderazgo en nuestra vida personal y profesional requerimos la capacidad de relajarnos lo suficiente como para seguir siendo creativos. Necesitamos aprender el gran arte de soltar la tensión si no queremos consumirnos y enfermarnos. Cuando soltamos la tensión podemos restablecer contacto con nuestra fortaleza y mantener el entusiasmo, incluso en los momentos difíciles, lo cual nos permite actuar apasionadamente con un corazón compasivo.
 
Superemos el estrés letal
El estrés tiene una profunda conexión con el miedo. En esencia, es el resultado de los temores y las preocupaciones de la mente. Tenemos miedo a fracasar, a no ser lo suficientemente buenos, a perder, a que nos juzguen, a que nos rechacen o a que nos castiguen. Peleamos con las emociones como su fueran nuestro peor enemigo y eso nos tiene constantemente bajo presión. En una sociedad donde predomina lo masculino parece mejor decir "me siento tenso" que "tengo miedo", pero sólo cuando aprendemos a enfrentar el temor y a ir más allá logramos relajarnos profundamente de nuevo.
Es natural que el cuerpo y la mente reacciones por un momento con estrés agudo cuando nos encontramos en una situación que nos reta. Es un mecanismo de defensa ante el peligro y va acompañada de una serie de cambios psicológicos producidos por el sitema nervioso autónomo y las glándulas adrenales. Comprende también la aceleración de latidos y de la respiración, músculos tensos o temblorosos, sudor y resequedad de la boca. En resumen, se siente un estado de alarma. Cuando pasa la situación que produjo la tensión todo el sistema vuelve a la normalidad y se estabiliza, con lo cual se relaja,
Sin embargo, el estrés puede influir de igual forma en nuestra mente y nuestro cuerpo al grado de causar problemas permanentes de salud. Puede volverse tóxico. Si no nos ocupamos de soltar la tensión con regularidad se irá acumulando en el cuerpo y en la mente. Esto acasionará que el sistema entre en estrés crónico. Entonces no sólo no volverá a la normalidad sino que continuará en un estado acelerado de tensión temerosa. Se mantendrá en alarma permanente.
Todos sabemos lo que eso significa. Es estar nerviosos, demasiado activos, no poder dormir bien, tener cansancio crónico, estar irritables, desesperados y deprimidos. En ese estado uno puede afectar sus relaciones y desarrollar hábitos de adicción para escapar de la realidad.
Una vida estresada puede llegar a ser tan insoportable que nos lleve hasta el punto de desarrollar cáncer, estallar en un ataque cardíaco o pensar en el suicidio. Para las personas que padecen estrés crónico el mundo pierde toda la alegría y el color. Así se van acercando al nivel de estrés letal...
Corremos como un auto sobrecalentado, a toda velocidad, hasta que se descompone el motor. Por ahí escuchamos que la meditación nos ayudaría a relajarnos pero nos llenamos de pretextos. Nada puede detenernos y por fin nos colapsamos con una fátiga crónica o una depresión.
Desde muy temprano, en nuestra niñez, aprendemos que el ocio es malo y no es muy distinto lo que se nos informa de la relajación. Paradójicamente, relajarse se vuelve estresante. Nos sentimos apreciados y reconocidos sólo si logramos algo extraordinario, mediante un gran esfuerzo. El mensaje es que está bien sentirse tenso porque es signo de tener éxito. Se convierte en nuestra segunda naturaleza. Si no nos estresamos es que en algo andamos mal.
La "ventaja" del estrés es que nos protege de sentirnos y también de ser sensibles y vulnerables ante el mundo rudo y crticón que nos rodea. Basta con ver la cantidad de tensión que vamos cargando en la actualidad para darnos cuenta de lo peligroso que nos parece el mundo. Hemos desarrollado el hábito de protegernos de un entorno hostil.
Un niño sano no desarrolla estrés crónico si se le perite respirar, moverse, jugar y expandirse a su modo individual. En cuanto se le obliga a comportarse de otra forma para ser amado por sus padres, el miedo lo hace desplegar una personalidad para protegerse. Esa criatura aprende a complacer a los demas para no ser rechazada(o). No quiere estar sola(o) ni morir de carencia física y afectiva  o de privación.
 
Ir más allá del estrés
Una mente tensa nos hace estar empujando y peleando, cuando lo cierto es que podríamos aprender a tranquilizarnos, incluso en medio de la tormenta. La tensión genera miedo por el cual sufre nuestro organismo. Cortamos nuestra respiración y contraemos el cuerpo. En vez de disfrutar del espíritu del amor y la confianza padecemos porque nuestro corazón está aprisionado en una forma de vivir muy rígida.
El estrés no es el verdadero problema. El problema es la mente sobreprotectora y sobrecargada que mantiene tenso al cuerpo, desconectado del juego de la vida. La mente nos mantiene encarcelados en un interminable mundo de pensamientos, y causa, por miedo, que contraigamos un cáncer o que estallemos enojados provocando un ataque al corazón.
Entones la solución es encausar esa tensión que hay en la mente y el cuerpo. Para que desaparezcan los síntomas del estrés necesitamos tratar las causas en los patrones de la misma mente inquieta, el cuerpo tenso y la respiración contraída. Asimismo, tenemos que modificar nuestros valores por unos que nos permitan vivir intensa y alegremente.
Meditación dinámica para liberar la tensión
A muchas personas les han beneficiado las Meditaciones Activas de Osho y otras formas Dinámicas para Liberar la Tensión.
Nuestra fuente interna de energía despierta gracias a la respiración profunda, y al movimiento del cuerpo, a la liberación de las tensiones y al aprender a relacionarse con los demas y con la existencia de otra manera.
 
Primera etapa: 10 minutos
Cuando hay estrés crónico, como en el caso del miedo, hay un desequilibrio en la exhalación e inhalación de nuestra respiración. La respiración es cortada. Nos da miedo exhalar por completo. Tenemos que aprender a exhalar profundamente otra vez, para liberar la tensión y balancear la respiración. Eso traerá armonía al sistema nervioso.
Párate con las piernas sueltas y relaja la pelvis, el abdomen y la columna vertebral. Relaja la boca y respira profundamente varias veces, para sentir y expandir tu cuerpo en todas direcciones: hacia el frente, hacia atras y a los lados. Hazte consciente de la tensión que hay en diferentes partes del cuerpo.
Dedica ahora los minutos restantes a contraer por completo las partes más tensas de tu cuerpo y aguanta la respiración. Luego exhala con fuerza, con sonido y sacudiendo todas las tensiones. Sigue así, respirando muy hondo y prácticando este proceso de contraer y soltar.
 
Segunda etapa: 10 minutos
Ahora siéntate diez minutos, cierra los ojos y relajate, Deja que tu cuerpo respire de un modo natural. Siente las diferentes cualidades de la inhalación y la exhalación. La inhalación trae vida. La exhalación relaja. Observa cómo se refleja el ritmo de la vida en cada respiración. Si tu mente se va a otra parte regrésala a contemplar y disfrutar la respiración.

Tomado del libro: Respiración Diamante. Devapath

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